domingo, 28 de noviembre de 2010

Empatía

"Capacidad de identificarse con otro grupo o persona, de ponerse en su lugar y percibir lo que siente".
Hay algunas personas específicas que han activado en mí tal percepción,
y puedo sentir su estado aunque no sepa nada,
aunque la barrera de las experiencias puedan construir un abismo,
esencialmente puedo sentir si se sienten tristes sin saber el por qué,
pero tales sentimientos son universales...
Y gira en el tiempo...El día ya no es tan común,
parece levantarse interrogantes que interpelan "el siempre del hoy",
entonces la luz del día no es tan común,
la oscuridad es nueva,
la misma existencia parece una novedad,
y surgen preguntas de ¿por qué todo está así?

No me parece normal que todo es así porque sí,
ni siquiera estando bien o mal...

Un fuego de plenitud me consume y llena mis respuestas...
Miro la realidad presente y veo totalidad en las personas,
no sé que pasaría si no existiera nadie a quien amar,
creo que sería el invierno negro...o el verano inclemente...

En cada mañana se levanta una sed del más allá,
de estar presente aquí,
de sentir que las cosas marchan bien...

No puedo imaginar el mundo sin conocer a Dios,
ni saber qué sería sin conocer el rostro de nuestro Señor Jesucristo,
sería una historia posible perdida en el desamor,
en la fuerza como ley,
en la mentira como escudo...
Aún así después de conocerlo, nuestras manos se sienten vacías de no obrar su voluntad,
de saber que nuestros días pasan como si fuesen totalmente nuestros...

Cada vez me siento mejor cuando sé que ESTÁS :-)

viernes, 19 de noviembre de 2010

Noviembre 19

Un día con mes y número, cayendo sobre la imagen de mi conciencia, sobre su peso y su escape.
Podría ser cualquier otro día desde que logro percibir la atmósfera,
podría ser un día del pasado remoto o cercano,
un día más avanzado de mi niñez. Pero es hoy no igual que ayer...
Miro mi historia desde el ángulo superior de mi tierra, la que he siempre he sentido mía sin papeles ni jurisdicciones.
He conocido la naturaleza en su condición virgen y amplia,
he conocido la ausencia de voces por días enteros en la espesura,
he presenciado el silencio labriego de las ramas y las hojas,
he visto cruzar aviones desde los extremos del horizonte,
me he preguntado desde muy temprano cuántas historias viajan en ellos...

He visto montes abajo y montes arriba,
he soñado con encontrar lo que no conozco,
he ido detrás de ilusiones que son verdades para mí aunque no puedan ser,
y conjugo esto ahora...

Me he equivocado tantas veces meditando sus contrarios,
me he equivocado muchísimas veces sin pensarlo...
Y aprendo, tanto como para querer resistirme equivocarme de nuevo aunque sé que puede suceder cuando lo haya olvidado.

Y mi historia gira desde el aire y desde el piso que he caminado,
desde la sombra que amo en medio del sol,
entre ciento de corrientes de aires y neblinas que he visto levantarse,
asombrado de tener el privilegio de ver maravillas cotidianas desde mi infancia,
en el mismo lugar con variados sitios,
por años y días en lluvias y aguaceros,
en tormentas desde la cima hasta el sol de los venados al morir el día,
con la luz blanca sobre los aviones que aún soportan en sol en las alturas,
paisajes oscuros con cierto miedo por los influjos,
pinos cipreses y espátulas en orden,
gramas de los potreros cerca de casa,
el tronco de un gran pino que forma figura entre sus raíces para allí ir a descansar,
y sentirme con propiedad de decir que me pertenece su suelo,
porque es mi casa virtual en el mundo de las fantasías...

Guardaba pistolas allí,  las  hacia con los maderos de muchos árboles,
jamás quise imaginar la muerte de ningún enemigo,
les disparé millones de veces para que dejaran de ser malos sin morir.

Me gustaba montar la yegua de la casa en pelo hasta llevarla a su pastada,
me gustaba darle comida porque la veía contenta conmigo,
aprendí un silbido para llamarla,
le tenía cierto miedo, a veces hacía mala cara,
además me caía varias veces y me dio una patada.

Jugué fútbol todas las tardes en una cancha improvisada con mi hermano,
con horquetas de un árbol muy dócil al cortarlo,
y casi siempre perdía por la diferencia de edad que me llevaba mi hermano,
dejábamos el balón dentro del hueco que tenía un Eucalipto en su raíz,
siempre le admiré su altura, ya debe estar seco.

Mi mamá y mi papá hablaron muy poco con nosotros,
solo decían pocas palabras.
Nos mandaban a hacer cosas,
nos castigaban cuando desobedecíamos,
de diversas maneras, crueles y simples,
no nos importó demasiado, eso creo, hasta reflexiones posteriores.
Es mi familia, es la que ha existido y existe.

Siempre podía ser un perfecto fugado en medio de aquel lugar tan amplio,
pero le temía a la noche,  me parecía que estaba el diablo y sus secuaces por ahí,
para asustarme por no estar en casa...

Lloré muchas veces, reí demasiadas...No vi mucha televisión, tenía que pedir permiso,
además a una distancia de tres metros para proteger la vista.

Siempre andaba con mucha hambre y siempre comía de más...
Comer mi placer inicial,
moras cultivadas y las silvestres, igual que las fresas. Las frambuesas siempre silvestres,
con muchas espinas y muy delicadas.
Habían lulos, granadillas y maracuyá silvestre,
bananos y guamas de varios tipos,
duraznos y manzanas muy pequeñitas cuando viajaba por cierto camino,
zapotes y uchuvas,
limones dulces y naranjas,
pero la mora mi preferida.

De correr era seguido, me caía muchas veces,
creía estar conduciendo un carro,
de esos grandes que cargan mucho peso.
Me gustaba jugar con carritos de piedra, y los normales pero se dañaban muy rápido.

Subía a los árboles y les colocaba su nombre,
era algo muy divertido, sobre todo por la altura,

aunque temía subir mucho

pero una vez me caí de un limón y me corté el hombro.

Habían gallinas fuera de la cerca de la casa,
habían conejos y a veces curíes,
les buscábamos pasto para darles de comer.
e igual le ayudábamos a mi papá con el pasto para las vacas.

Ordeñar casi siempre lo hacía mi papá o mamá,
y sólo llevaba una taza para tomar leche directa y caliente,
si iba yo, mi hermano se quedaba.
Yo buscaba las vacas hasta el ordeñadero,
no fueron nunca más de tres,
el perro siempre ayudaba.

Eran madrugadas, salíamos a las 6 de la mañana,
el frío me afectaba mucho en las orejas,
sobre todo cuando teníamos que ir a la otra parte de la finca,
y ya regresábamos con el sol amaneciendo cerca de las siete.
El sol no me gustaba para nada.

Luego la escuela, la entrada a las ocho,
había que caminar.
Allí almorzábamos y salíamos a las tres y cuarto.

Después el colegio consumía todo el día,
incluso ya en otro sitio, el pueblo.

Tantos sucesos, cambios, personas,
pero el lugar y el espacio muy comunes,
diversas épocas y momentos,
y llevo grabada su aroma,
porque la soledad está compartida desde mis primeras reflexiones,
memorias estampadas en recuerdos intactos,
vuelven y me hacen sentir muy bien,
porque no tiene barreras, no tenía paredes y rejas...
No las hubo...

Estoy seguro de que tiene mucho que ver mi historia,
creo que me había descuidado a proseguir los pasos consecutivos,
y llegar hasta aquí donde estoy hoy,
los lugares en los que he vivido y sus personas,
tesoros inmensos, mentes grandiosas,
personas bondadosas y amables,
educadas y respetuosas...Son adjetivos comunes, pero son verdad.

Me siento feliz porque comprendo el camino,
porque lo amo ahora incluso más que en su preciso momento.

Abrí Google Earth y vi las imágenes de la finca donde crecí,
me acerqué tanto como si estuviera ahí mismo,
con fotos del 2002, todo tan real,
medí sus distancias,
sus rutas y caminos,
le cambié el horizonte,
le puse noche y día,
una precisión total...

Sé que Dios me ha visto mucho mejor,
desde arriba, y dentro de mí,
de muchos ángulos que no podré ver,
desde otras personas agradables y las no tan...

Estoy tan agradecido, estoy feliz,
lo escribo para mí,
lo escribo porque me apasiona saber que lo dedico en mi historia,
aunque estaba escribiendo una pero me quedé demasiado en los hechos dolidos,
y los campos de derrotado nunca han jugado en mi vida como los de alegría,
he perdido sin resentimientos y he ganado con memoria...Mucho más de lo que pueda calcular.

Cuando niño me imaginaba feliz del mundo perfecto...
Y ahora también cuando no lo es,
incluso cuando sé que no he ayudado lo suficiente para lograrlo...

Hay tanto por descubrir,
mi mundo se hace lleno aunque me sienta a veces vacío,
simplemente puede estar pleno si soy,
si me puedo despertar y estar...

Creo firmemente que conocer a Jesús es todo para mí,
lo comprendo todo aunque no lo sepa,
sé que hay un sentido más allá de la incomprensión,
y ya es comprender...

Amo a Dios y mi vida tiene sentido,
lo es,
lo puedo sentir,
lo puedo vivir...

Y todo ello es promesa y vida,
actitud y compromiso.

Muchas veces me he prometido cambiar radicalmente,
y aunque no lo he hecho,  me siento contento de que lo he intentado,
y cada intento no es igual al anterior.

Conocer a Dios me ha enseñado a amar,
a conocer que el amor también se lucha,
se busca, y no termina de esperarse...

Y mi historia es leída con mi mirada de amor,
y no puede ser más que un signo de Dios.

(Anoto un trozo de trazos de mis primeros años)