miércoles, 1 de mayo de 2013

EN LA INMENSIDAD...



Te miré desde el tiempo y el espacio desconocido,
desde la indiscutible irreversibilidad de los sucesos,
desde el acontecer más irrevocable de la vida...

Y mi ser volvió sobre sí mismo como el agua agitada,
continuó el lenguaje de las ondas,
dejando llevar el movimiento inherente,
y así, entonces, recibo tu suave oleaje cada día...
descubriendo lo que puedo ser de mí mismo...
Notando que tu existencia sucede en mí como un milagro, un don especial al que no se le puede justificar... la gratuidad del regalo...

De repente, cuando cruzo el horizonte contigo, siento que iré tras la distancia que busca tu mirada,
tras  el camino que alumbran tus ojos, en el reflejo que habita en los míos... En la inmensidad de lo desconocido, ¡yo quiero estar contigo!