Si ríes y lo olvidas, si sonríes y lo pierdes, algo en la profundidad de tus labios se cierra. No es necesario desesperar, un rocío diminuto siempre está llegando. No eres tú, no soy yo, es la vida. Viene de más allá de donde crees, más allá de donde miras y a la vez tan dentro que no se puede evitar. Lo siento así cada día, cada vez que siento a Dios en una gota de agua que cae contra el suelo y cuando el sol alumbra quemando... Y crece, abunda y vibra en cada fibra nerviosa de mí cuando te lanzas y me amas...
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