viernes, 13 de agosto de 2010

Me miró desde ella...


Entré a una panadería, pedí un pastel de arequipe, abrí la puerta de vidrio hacia donde están las mesas con sus sillas. Me senté  cerca de la puerta. Comencé a comer. Estaba distraído sin pensar ni en el hambre, ni en el gusto, no pensaba nada que recuerde. Me abosrbe una complejidad biomecánica, la piel le recubre los músculos: peroneo lateral corto y el largo, la tibial anterior y el gastrocnemio; dinamizados, atrayentes...

Es una una chica en falda, dirigo la mirada totalizante, va vestida de azul. Entra a la panadería, no puedo verla por los bordes de  la puerta que se atraviesan. Compra un café y un sanduche. Se dirige hacia el mismo lugar donde estoy, abre la puerta, el frío de aire acondicionado lo siento en mi cara, no le veo el rostro, sólo miro la primera imagen. Se sienta de espalda ante mí, admiré la sombra que desconocía, transforme su anonimato en una mujer conocida usando las neblinas de mi imaginación, ellas la envolvieron y le tocaron su piel. Un escote en su espalda me iluminaban su color, deslicé durante algunos minutos en una creación volátil mis dedos desde las vértebras lumbares, pasando por las dorsales hasta llegar a las cervicales, tocando la raíz inferior de su cabello.Buscaba su oído y su respiración latente...

No la miré como ella era, me desplacé bajo su figura a la chica que me gusta...

Pero la prisión del imaginario se detuvo cuando ella de repente me observó, sencillamente era otra...Ése fue el peso del deseo real...Me miró desde ella...No desde mí...

1 comentario:

  1. Me encantó, tienes mucha profundidad en tus palabras. Claro está, que este pasaje no va dirigido a todo público, ya que se necesita cultura de la anatomía humana para entender tus caricias, pero quien conozca del tema, puede percibir, que es un arte la manera en la que describes las caricias que le haces a la mujer con tan solo una mirada. Espectacular!!!

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